Revue Romane, Bind 32 (1997) 2

Ángel López Garda : Gramática del Español. II. La Oradón Simple. Arco Libros, S.L., Madrid, 1996. 615 p.

Johan Pedersen

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Este libro es el segundo tomo de la trilogía Gramática del español, I-HI de Ángel López García (el último tomo de la obra no se ha publicado todavía). López García se propone contraponer las contribuciones más importantes de lo que se ha dicho sobre cada uno de los temas de la gramática del español. Esto es, intenta resolver el problema, aparentemente insoluble, de conciliación de las teorías lingüísticas. Plantea la posible convivencia de los diferentes puntos de vista. Para poder cumplir este objetivo ha sido necesario adoptar un marco teórico muy abstracto en el que cabe justificar la existencia de distintas posiciones teóricas, consideradas opuestas e incompatibles por la tradición. A este respecto, es muy adecuada la teoría de gestalt adoptada por López García. La terminología consiste básicamente en la simple oposición figura-fondo, que es aplicada a las unidades lingüísticas a todo nivel de análisis. Parece ser justamente la metodología escogida, de la psicología gestálgica, lo que garantiza la continuidad de la exposición. Esta coherencia teórica, siempre explicitada en los esquemas gestálticos, constituye paradójicamente el problema de que el razonamiento en algunas ocasiones sea poco transparente.

Los tres tomos de la obra corresponden a una división de la gramática en tres partes : 1) La oración compuesta, 2) La oración compleja y la oración simple, 3) Las partes de la oración. Esta forma de estructurar el contenido no es muy típica, y tampoco parece la más adecuada para una gramática general que requiere un alto grado de sistematizaciónexpositiva. Resulta que el orden habitual de exponer la gramática simplemente ha sido invertido. Compárese con Gramática de la Lengua Española, de la Real AcademiaEspañola, 1994 (Alarcos Llorach) que se construye al revés empezando por el inventario morfológico de la oración. Lo que puede justificar la estructura particular de la obra de López García creo que es justamente el mérito de mantenerse fiel, en todos los aspectos, a la posición teórica adoptada. En efecto, en la estructuración de la gramáticaestá reflejada una metodología muy importante de la obra : la de hacer prevalecer las circunstancias comunicativas de los fenómenos lingüísticos, partiendo siempre de criterios relacionados con el propio acto enunciativo. Es decir, se parte sistemáticamentede las llamadas unidades naturales {el intercambio, el turno y la expresión) que son directamente reconocibles por los usuarios (a diferencia de las unidades metalingüísticas como la oración), para ir analizando posteriormente sus partes. Estas unidades naturales se definen basándose en ciertas condiciones de percepción : reconocemosuna entidad destacada atenuando otras para establecer la delimitación. Por ejemplo : el intercambio frente al contexto o turno 1 frente al turno 2 etc. Además, la forma de estructurar el contenido refleja el acto de percepción lingüística en sí : descifrarlas combinaciones (las relaciones contiguas, el contexto) -> descifrar la selección de cada unidad (la similaridad paradigmática). Es decir, nos referimos a dos tipos de descripción lingüística : la de López García que parte de las relaciones contiguas de las unidades naturales para ir desglosando, y la de Alarcos Llorach (RAE) que parte de las unidades morfológicas para ir construyendo. Ahora bien, creo que el principio de construcción lingüística es el más apto para una gramática general de la lengua, mientas

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que el desglose de López García más que nada refleja el punto de vista psicologista. No resulta muy lógico el tratar primero la oración compuesta (en el primer tomo de la obra de López García) y la oración compleja, sin poder prescindir por supuesto de la consideración estructural/funcional, que guardará alguna relación con la de la oración simple, para después, en el segundo tomo, tratar las funciones convencionales de la oración. Esa inclinación a dar cierta prioridad a la perspectiva perceptiva, también queda explicitada de forma esporádica : «Este libro se interesa sobre todo por las percepciones lingüísticas del mundo que las secuencias verbales evidencian, más que por sus percepciones metalingüísticas » (p.285). Más que nada es el proceso interpretativolo que interesa, por mucho que la obra se presente como una exposición general en la que caben todos los aspectos de la gramática. Por otro lado, hay que tomar en cuenta que, según el autor, la estructura y la metodología de la obra se deben, en parte, a un deseo de popularizar la ciencia lingüística y hacerla más interesante para el hombrede la calle (tomo I, p.7.). Pues bien, la aplicación de la idea gestáltica a la gramática, como es obvio, es muy abstracta, y, francamente, no parece contribuir mucho a la difícil empresa, manifestada por el autor, de popularizar la ciencia lingüística.

Es muy probable que el lector dé por descontado que este segundo tomo, titulado : la oración simple, vaya tratando toda la combinatoria gramatical a nivel de oración, basada sobre todo en las llamadas funciones oracionales. En realidad, no es así, y crea cierta confusión el hecho de que el primer capítulo se titule : la expresión compleja. No obstante, ya queda señalado que la prevalencia de la perspectiva pragmática, esto es, interpretativa, y al respecto, la estructuración del contenido, lo explica todo, también la conceptualización de los análisis concretos que se hace constar en el encabezamiento de cada capítulo : los tipos de predicación, la transitividad, la copulatividad, la reflexividad, la pasividad, la informatividad, la determinación contextual. La realidad lingüística vinculada a cada uno de estos temas se analiza minuciosamente, de forma que en algunas ocasiones cuesta seguir la argumentación. Así, es más difícil, desde luego, dejarse convencer; p.ej. con respecto al concepto de la reflexividad (361 ss.), o por lo que se refiere al paralelismo de los cinco tipos de reflexividad (376 ss.) con los cinco tipos de la transitividad (229 ss.) por un lado, y por otro, con los tipos correspondientes de la copulatividad (296 ss.). Otra cuestión más concreta que merece un comentario, aunque sabemos que el tema se abordará más en detalle en el tercer tomo de esta obra, es el modelo, muy simplificado, del uso de los modos en la expresión compleja : «El subjuntivo surge cognitivamente corno consecuencia de la proyección del yo en otra cosa, es el modo de la volición; en cambio el imperativo es el modo de la apelación, de la incitación al tú para que actúe, y el indicativo el modo de la declaración,... (p.37). Este planteamiento carece de capacidad explicativa, tal vez por la terminología empleada, que no resulta lo suficientemente abstracta como para captar la realidad lingüística en términos muy generales. ¿Cómo explica, p.ej., la oposición : Creo/me parece/es evidente/da la casualidad que este chico es el encargado # Es posible/es lógico/es una casualidad que el encargado sea mi hermano ?. Este tipo de ejemplos, que ni siquiera tienen que ver con las complicaciones de la negación, y que tampoco son anormales o casos de excepción, sugiere a su vez un modelo general más bien basado en lo +/-informativo.

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Esta obra es un proyecto muy ambicioso : una gramática de tres tomos de la lengua española. Como tal el marco teórico parece poco apto para dar cuenta de las múltiples relaciones gramaticales a diferentes niveles de análisis. Y así se cumple la advertencia, por parte del autor, de que no iba a ser una gramática monumental de la lengua española, al estilo de la obra de L. Renzi y G. Salvi sobre el italiano. No porque la ambición no haya sido la de llevar a cabo una obra de tal envergadura, sino porque se han escogido un marco teórico y una metodología que no cuadran bien con ese tipo de gramática general de la lengua. Sin embargo, es una obra muy interesante por la perspectiva que nos da : la de balancear las diferentes teorías para ver si es posible acercarlas, para salir ganando intelectualmente con una comprensión más profunda.

Universidad de Copenhague