Revue Romane, Bind 26 (1991) 2

Respuesta de Lene Fogsgaard:

Lene Fogsgaard

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Agradezco a Revue Romane por haberme dado espacio para una mención de mi tesis doctoral sobre ser y estar y la enunciación. Agradezco también a los oponentes su generosa participación. Me ha sido muy grato y fructuoso leer sus comentarios agudos y sobrios, en general muy acertados, a propósito de mi tesis.

Con gran abertura de mente y horizonte han sabido señalar los puntos que merecen
debate, tanto en lo que toca a los aspectos de carácter general como en lo
concreto.

En un espacio limitado como éste, me veo en la obligación de condensar mucho mi réplica, lo cual significa que prescindo de varios problemas pertinentes destacados por mis comentaristas. He optado por centrar la atención en lo que considero de interés teórico para el debate lingüístico actual.

El primer objetivo que me propongo para este intercambio es aclarar las opciones
teóricas de mi tesis.

Antes de empezar quisiera anticipar un punto susceptible de dificultar un auténtico
intercambio de pareceres:

El texto de la tesis representa una coyuntura en el pensamiento de la autora en el que ha llegado a un cruce de caminos epistemológico. El texto no es todo lo unívoco que se pudiera esperar, por conservar bastantes reminiscencias de posiciones anteriores. Se presta a confusiones, y con razón la vacilación levanta objeciones y crítica por parte de los oponentes. El texto testimonia una lucha interna y un intento de llevar a cabo una «ruptura» epistemológica.

La base formal que supongo para la expresión lingüística y su sentido es de tipo protosemántico (véase p.ej. el relleno del modelo en espiral) . Me refiero a esquemas conceptuales y a «escenarios» como instancias de mediación entre «sujeto» y «objeto/mundo», '¿les esquemas toman parte real en la función de simbolización que integra la expresión lingüística.

La competencia generativa de la estructura profunda de los chomskyanos, por el
contrario, representa un orden secuencial de tipo componencial, netamente sintáctico.
Es decir, una construcción lingüística formal como matriz de reglas de derivación.

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Me atrevo a afirmar que de eso no queda gran huella en mi trabajo.La estratificación topològica en niveles repartidos entre «superficie» y «profundidad» es un procedimiento epistemológico inicial muy corriente de carácter general en ciencia estructural, que no se encuentra ligado por necesidad y específicamente a la teoría generativa transformacional. En mi óptica, no se supone que la superficie esconda una estructura profunda más esencial y pura (sintáctica), que se haya ido disfrazando a través de una serie de transformaciones hasta surgir como superficie (fonologizada e interpretada

En lo que sigue voy a presentar mi manera de concebir la relación entre teoría y empina, y el estatuto del modelo teórico de la atribución, ya que es en este terreno donde se marca una línea divisoria fundamental entre diferentes posiciones teóricas dentro de la lingüística moderna. En esta parte de mi respuesta, - que en primer lugar va dirigida a las intervenciones de JM y de JSJ - intento poner en claro el por qué no me preocupo mucho por establecer una «primacía» entre

(a) una lectura de la tesis como contribución general a una teoría de la enunciación, y

(b) una lectura del texto visto como descripción de los principios de distribución de
ser/estar en español.

En la lectura de mis oponentes, mi «dilema» sería una alternativa. Requeriría una opción entre las dos direcciones opuestas que tomara una supuesta necesaria relación de subordinación entre (a) y (b). Desde una postura epistemológica como la mía, esa alternativa no se impone con la misma urgencia para una legibilidad del texto. Más bien diría que en mi óptica resulta falsa e inviable el dilema. A mi manera de ver, el dilema reside más bien en el grado insuficiente de desarrollo de la semántica, que en los aflos posteriores a la elaboración de mi tesis se ve considerablemente reforzada por el cognitivismo.

Con esta primera parte considero preparada la entrada a otra problemática : la de la actancialidad, la del concepto de norma y la de cómo podemos conceptualizar y poner en la práctica la relación entre semántica y pragmática. En esta parte de la réplica trato de responder sobre todo a JE Con sus juiciosos reparos y objeciones nos encontramos, a mi juicio, realmente en un punto neurálgico de mi tesis, y de un análisis del discurso.

1. Epistemología.

a. Teoría - análisis - empina:

La organización de la tesis opera una tripartición del objeto científico mediante la
intercalación del factor «análisis» entre los dos miembros: teoría y empiria.

En nuestro caso concreto, la empiria es el uso de ser/estar en español.

Esta empiria, que adopta la forma de un material dado, da lugar a cuestiones y a una problemática: el objeto de análisis. Uno se pregunta: ¿Qué principio(s) rige(n) la distribución de ser/estar en la oración española? Es decir, que un objeto de análisis aparece en el encuentro entre una problemática ofrecida por el material y una o más teorías al respecto como construcción (en proceso).

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Ya en este nivel elemental podemos constatar que la empiria es un objeto complejo, estratificado, ya que para la constitución del objeto se requiere más que una sola aparición de una expresión lingüística indicada. La idea de paradigma - y por lo tanto una consideración de carácter morfosintáctico - se hace valer. Pero queda la pregunta: ¿Qué es lo que determina la selección de ser/estar? ¿Bastará una morfosintaxis para contestar a esa pregunta, y será el enfoque más adecuado y el que tiene el potencial más grande de explicación?

El razonamiento de la tesis argumenta que no.

La intercalación de una fase de «análisis» sirve, entre otras cosas, para indicar que no concibo una relación directa de inmediatez, entre teoría y empiria. La empiria ni manifiesta la estructura , ni se trata de que la teoría recubra de manera uniforme y total la empiria. Sin embargo, la negación por mi parte de una relación bimembre directa no implica el corte de la relación : teoría - empiría.La exigencia que le pongo a tal relación es fuerte. Planteo la posibilidad de una relación de adecuación entre hecho empírico y principio teórico de explicación.

ser/estar están lejos de constituir un problema empírico «cualquiera» entre muchos otros, un problema didáctico. Por el contrario se encuentran en el corazón mismo - como problema clave -deun análisis lingüístico, cuyo interés de conocimiento es la constitución práctica del sentido. Un análisis que pretenda examinar la ligazón entre lo cognitivo y lo pragmático (y su relación con la sintaxis), y que plantea de frente la cuestión semiótica fundamental de la predicación como punto de convergencia entre estructura semántica y modalización veridiccional.

Y al revés: el enigma de ser/estar en sus múltiples niveles desgraciadamente no va a ser resuelto por consideraciones estéticas de una teoría lingüística sencilla, económica, descriptivamente elegante.Un objeto de análisis tan heteróclito se opone a eso, reclamando un esfuerzo complejo de teorización.

La objeción - un tanto ambigua - que normalmente hacen los lingüistas ante un procedimiento como el mío, es el uso de los términos lingüísticos en un sentido «lato». Podría contestar con un contraataque: La restrictividad de la lingüística, ¿la ha hecho avanzar mucho? Más que preocupaciones de orden técnico ( y de formalización), la lingüística actual me parece estar a falta de conceptualizaciones fundamentales.

Pero más vale destacar la diferencia que media entre una intención fundamentalmente taxonómica, que ha sido el criterio hasta ahora reinante en lingüística, y una concepción por prototipos y desviaciones graduales como la que se ve en lingüística cognitiva para la descripción de un objeto continuo no discreto.

Mi posición se acerca cada día más a la concepción «prototipista».Pienso que esta
declaración iluminará gran parte de las divergencias en juego en este debate.

Insertada la lingüística en tal marco de comprensión, es obvio que no le conviene recluirse en un recinto implantado por las exigencias del inmanentismo y su doxa, si ella quiere encargarse del papel que pudiera corresponderle de aquí en adelante en las ciencias humanas.

Parece normal que una visión como la mencionada entrañe el empleo de conceptos
a veces aún mal definidos por lo prematuro de su lanzamiento y su uso con
sentido lato, medido desde una lingüística «estricta».

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Con muchos otros lingüistas - y no-lingüístas - me permito poner en tela de juicio el aparato conceptual de la propia lingüística, su grado de precisión, su coherencia y sobre todo, su aplicabilidad/poder de análisis operacional. ¿Qué lingüística tiene motivo para enorgullecerse por su estadio?

A mi manera de ver, la lingüística sólo puede salir ganando de arriesgarse a esta
apuesta de abertura.

b. Topología lingüística.

Como corolario de la «abertura semiótica» propuesta, sigue cierto eclecticismo en
cuanto a las teorías lingüísticas implicadas en el análisis.

En mi caso la constelación gramatical que propongo trata de combinar los árboles frásticos de Tesnière, en lo tocante al componente sintáctico, con una variante locativista de la gramática casual de Fillmore (Anderson), para la indicación del nivel semántico. Los estemas de Tesnière son ambivalentes en cuanto a los actantes. Por un lado, los árboles son una representación gráfica vacía de la conexión sintáctica, de modo que los actantes se identifican a las funciones gramaticales de la oración, los llamados complementos. Al mismo tiempo, empero, miran hacia una actancialidad más primaria como portadores/soportes de una producción de carácter escénico-dinámico, que lleva la huella de una actancialidad narrativa. Ahí interviene la gramática casual como una especie de mediación (provisional) entre lo sintáctico y los esquemas conceptuales. Si acudo preferentemente a estas teorías es porque ambas apuntan a un problema común: una problemática actancial, capaz de encaminar a la lingüística por un camino cognitivista.

El desarrollo de la lingüística hacia la exploración cognitivista para mí indica las limitaciones hasta ahora reinantes en lingüística en cuanto a la integración deseada/deseable de la semántica. Por su fallo, los lingüistas seguimos sin saber del todo cómo relacionar sintaxis y morfología. Las palabras ¿cómo llegan a la oración a través del pensar? Las grandes aporías de mi texto pueden ser consideradas como la continuación de la miseria en semántica lingüística incapaz de acudir a esta solicitación.(Véase p.ej. en lo que sigue, la discusión acerca del estatuto sintomático de la espiral relevado por JM). Cuando JF critica mi agrupación adjetival y cuando registra cierto desequilibrio entre la primera y la segunda parte de la tesis, debo darle la razón. Para mi, el fallo es un lastre que llevo arrastrando a causa del insuficiente desarrollo de la semántica. Si la semántica no cumple su papel necesario, el intento está condenado a resultar truncado y prematuro. No creo que la propuesta de JF vaya a sacarnos del apuro: del dilema entre la lista alfabética y la aplicación de un modelo.

Visto desde ser/estar invita a la exploración cognitivista en lingüística entre otras
cosas lo siguiente:

1. Su contribución al análisis del problema particular de ser/estar es el no considerar estos copulativos como palabras funcionales semánticamente vacías, sino como dos lexemas de estructura distinta. Cada uno crea su «imagen» de la relación entre los componentes del escenario cognitivo.

2. Se ofrece un tratamiento de graduación de lo que normalmente se perfila como
demarcación entre sentido literal y sentido figurado, en detrimento del análisis lingüístico
del segundo.

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Tal es el marco de razonamiento donde se sitúan mi elaboración y el interés
científico que la impulsa.

La prioridad que en aparencia doy a la parte teórica del trabajo, no es una primacía
en el sentido epistemológico, sino una opción de tipo estratégico.

La relativa pobreza teórica de la lingüística, y de la investigación de ser/estar, me han dictado esa opción, junto con las propias necesidades de aclaración y de perfilamiento, por supuesto. Interviene la teoría en el análisis práctico por su valor de exposición (orientación del análisis y representación de la cohesión estructural y estratificación del objeto de análisis) y su fuerza de explicación. No da lugar a una deducción formal, ni a una técnica de análisis que se aplique de manera directa y exhaustiva a los hechos empíricos.

JM critica «el carácter programático» de la espiral, el que permanezca en un plano
general y el que no se aplique sistemáticamente en el análisis ( JM p.5). Mi respuesta
contiene dos puntos:

1. Mi tesis ha tomado como nivel preferencial de análisis lo pragmático-discursivo según la tradición europea de inspiración benvenistiana. Y el modelo en espiral es, como queda dicho, un modelo en estado pre-teórico: necesario pero insuficiente. Su mayor insuficiencia reside precisamente en la falta de elaboración de articulación entre la atribución como relación semántica y dispositivo cognitivo, y su ser asumida por un sujeto hablante como intercambio intersubjetivo. La tesis se centra en la parte de la modalización de la oración como operación de discursivización realizada por el sujeto hablante, cosa que no abarca de modo evidente y aplicable la espiral. El análisis toma, por consiguiente, la forma de comentario textual orientado por el conocimiento de la espiral y la existencia de las estructuras conceptuales a que apunta. Eso a propósito de la insuficiencia del modelo.

Ahora, su necesidad, que parece preocuparle más a JM:

A mi manera de entender las cosas, según la óptica y los argumentos del cognitivismo y la lingüística semiótica, lo modal no se limita a las operaciones de discursivización a nivel intersubjetivo, tal como lo piensa una pragmática tradicional. Lo modal está instalado ya en un nivel más elemental, más básico, anterior a la discursivización arriba mencionada. Para mí, la frase es modal «sin más ni más» (contra la opinión de JM en la p. 4). La espiral concierne ese nivel modal, que es uno de los presupuestos del análisis empírico del uso.

2. El modelo no conforma ninguna imagen de un objeto particular concreto (=
ser/estar en español). Los términos del modelo tienen estatuto protoverbal.

La aparente preponderancia dada a la teoría por mi tesis no significa, empero, una autonomización de la teoría. La posibilidad y razón de ser de la teoría es poder ofrecer el máximo grado de explicación conceptual coherente acerca de la organización y funcionamiento de la empiría. Así es mi programa. Para que no quede duda alguna al respecto: mis reflexiones generales de orientación semiótica contienen una dimensión de teorización lingüística, que a su vez se apoya en/apoya al análisis gramatical de la empiría. Aquí, en este punto, la lingüística se hace ciencia empírica, aunque no empiricista.

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2. El modelo en espiral.

No sería desacertado considerar la espiral como una máquina cognitiva que ilustra cómo se organiza la lógica de la predicación (llamada atribución en mi tesis). El gráfico figurativiza cómo se construye un juicio - su génesis y dinámica - y cómo lo asume un sujeto de enunciación en forma de aserción.

La espiral consiste en tres «topoi»: un topos localizado en cada uno de los dos bordes del hueco de discontinuidad (topos 3 - 1) y un topos 2 en la línea continua. Entre 2 y 3 la línea se tuerce, y el juicio pasa desde una ligazón fuerte, de tipicidad, entre actante y atributo (ser) a una ligazón menos estable, y deformada en comparación con el «tipo» (estar). El foco pasa del actante-sujeto, al que se atribuyen cualidades/propiedades intrínsecas, a enfocar estados extrínsecos como espacio de localización para el actante.

La originalidad de esta espiral como programa de análisis de ser/estar es su capacidad de representar en un despliegue genético una lógica dinámica que desarrolla una forma a partir de otra, desde un topos al otro. Huelga decir, creo, que este modelo bloquea la tendencia hacia clasificaciones binarias.

El camino a través de los tres topoi pasa por una serie continua y graduada de pasajes. ¿Cómo proceder para demarcar en un trazado continuo los topoi como estaciones relativamente estables? La solución propuesta por la tesis ha sido la de dejar que las configuraciones modales de la veridicción, buscadas en la semiótica (greimasiana), constituyan el contenido estructural del modelo. Por añadidura, en cada dispositivo entran observaciones de débàs y de cuantificación, que presumiblemente entrará en una teorización ulterior, en conexión con la modalidad.


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Topos 1: El protoverbo es haber' y el valor, existencial. Podemos considerar el topos como punto de arranque de ser/estar y la atribución. La modalidad del topos es alética (= posibilidad), haber introduce un actante y funda la posibilidad de una atribución. En cuanto a la veridicción, el topos 1 es indiferente a la distinción entre ser' y parecer'. La forma unipersonal presenta un apoyo referencial mínimo. Con él nos encontramos próximos a una determinación puramente cuantificativa del actante puesto en escena. Topos 2: El protoverbo es 'ser' y el valor es de identificación y clasificación. En este topos empieza el despliegue de la estructura veridiccional, en el que ser/estar se establecen como pareja en una relación de contrariedad: 'ser- frente a (A)parecer1. La valoración es de veridicción; el efecto de sentido: lo verdadero, lo consabido. En lo referencial, hay identificación, y la variante de totalización indicada es de unicidad (desde la genericidad hasta lo particular-único). La ligazón entre actante y atributo es vista como estable, fuerte ( = constitutivo). Topos 3: El protoverbo es estar' y el valor es de localización. Distintivo para la configuración de estar es el hecho de que reparta/divida al actante tn fases. Implica la idea de un espacio cerrado, de la imposición de una limitación. Por lo demás, este topos articula las distintas deformaciones, la desestabilización del prototipo o esquema estandard de ser. Un «demasiado/demasiado poco» como desviación en comparación con una norma predispone al surgimiento de estar. Esa cuantificación crea un efecto de énfasis (= «demasiado...»), de dobladura, subsumible bajo el término de apariencia en formulación veridiccíonal. De ahí los característicos efectos pragmáticos derivados de la configuración 3 de la espiral (que la tesis enumera y analiza en detalle).

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Desde esta perspectiva será posible estructurar los enunciados como contratos epistémicos
textuales a nivel intersubjetivo como un juego de simulación y disimulación.

Si se acepta este punto de vista, en el registro pragmático estar viene a ser un verbo eminentemente performativo, vehículo de efectos de presencia espacio-temporal, y abierto a la sanción epistémica de un destinatario ( 2 a persona) y de carga afectiva extra.

El principio de la espiral, (que no es de involución), es que el primer recorrido
produce las llamadas construcciones absolutas ( = existenciales y locativas). Mediante
ellas, adscribimos al sujeto-actante dos clases ónticas: existencia abstracta vs. concreta.

En una segunda vuelta se añade la atribución, que distribuye por ser/estar propiedades
y 'estados '.

En una tercera vuelta - que mi tesis no elabora - se podría prever la incorporación
de los usos procesuales de los verbos estativos ser/estar y la pasiva. En este último
recorrido se hace sensible la interferencia con la aspectualidad.

3. Norma y tipicidad.

En el campo de la atribución el punto de partida para el análisis es una relación entre dos componentes de un escenario cognitivo. En el viaje por la espiral cambian las posiciones respectivas de los componentes de la relación ( Sujeto - Atributo ). El topos 2 ('ser') representa un juicio que enfoca a S, y que supone una ligazón estrecha entre S - A. Al desplazarse S, A se desplaza por igual. La ligazón se funda en un estandard, es sancionada por una norma; tiene codificación.

A través de una serie de degradaciones del prototipo llegamos a su alcance extremo y hay transición a otra configuración: topos 3 ('estar'). El foco se ha desplazado de S a A (= espacio). Hay disolución del ligamen fijo entre A - S. La relación se hace móvil.

Ejemplos concretos.

En el punto 8 de su reseña JF menciona el problema de la norma mostrando su
disconformidad con mi interpretación de algunos ejemplos.

JF ya ha discutido la cuestión en un artículo brillante de 1979: Vision de norma general versus norma individual (Studia Neophilologica LI ). A pesar de que existen diferencias, en gran parte terminológicas, entre la concepción de JF y la mía, noto mucha afinidad de pensamiento, por aceptar los dos la referencia a un nivel conceptualesquemático que participa en el acto de simbolización verbal. El punto de divergenciamás

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genciamásimportante reside en la prioridad que da JF a la temporalidad como eje
decisivo, mientras que yo privilegio la base modal.

«Este olivo está recto».

El discurso corriente, prolongando un discurso botánico, enuncia genéricamente, como
ley natural = norma, que la especie del árbol 'olivo' es torcida. Estamos ante una
definición con ser.

Al cambiar la cópula del enunciado, de ser a estar, - un cambio que se acompaña de un cambio en la determinación (frecuentemente de artículo genérico a demostrativo), - mi análisis sostiene que se realiza una desviación de la norma genérica antes mencionada. Claro que, como se trata del crecimiento de un elemento natural que - de no desviarse el proceso natural - se hubiera conformado con el cumplimiento de su ley/programa inmanente -, es inevitable que al esquema prototípico se añada el valor resultativo, que JF prefiere privilegiar. La rectitud del olivo particular es resultado de un crecimiento desnaturalizado.

No hay incompatibilidad ni exclusividad entre los dos análisis. Sin embargo, encuentro el mío más abarcador y más generalizable. Su poder operacional de síntesis y de explicación me parece más fuerte. Veo el efecto resultativo, anclado en la noción aspecto-temporal de «cambio», como derivado del esquema actancial cognitivo, primario al respecto.

Podemos seguir el mismo procedimiento analítico en el caso de la construcción de JF : «estar creyente», que no se diría ni en una comunidad atea. Una comunidad cultural dada - atea o religiosa - tiene sus esquemas ideacionales («escenarios culturales») acerca de lo que incluye el hecho de «ser ateo/creyente». Si un sujeto-actante es considerado conforme con este esquema, el enunciado propende claramente a seleccionar ser, cualquiera que sea la valoración del código de la comunidad que lo enuncia. Para provocar un estar, de hecho muy difícil en este caso concreto, intervendría una indicación modal de simulación/disimulación., ser presupone la referencia (por lo menos implícita) a una norma, cosa que estar pone entre paréntesis.

Las dos posiciones de ser/estar, en lo que se refiere a la norma, ayudan a explicar el hecho curioso de que expresiones graduadas con «cada vez más, cada día más,» ...etc. no se limiten a un estar de fase. La imagen que crea ser es de un actante que se acerca gradualmente al punto de encarnar el prototipo, de pleno recubrimiento entre el eje del escenario y la relación expresada entre S - A, (= clasificación). La imagen que produce estar es de fase.

En el punto 4 de la reseña , JF crítica mi «interpretación excesiva». Admito que tal
como queda expuesto el análisis en la tesis, se presta a equívoco. Trataré de aclarar el
punto en lo que sigue. El ejemplo a trabajar es éste:

«Juan fue/estuvo muy cortés conmigo toda la noche de ayer.»

Inicialmente hace falta subrayar que mi análisis no sostiene la presencia obligada
de los rasgos enumerados, ni por separado ni en su conjunto, como efectos de sentido
necesarios y exhaustivos. No pretendo más que señalar efectosposibles.

ser cortés establece:

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1) una norma referida al propio escenario como esquema de A.

2) Luego se mide, en un acto comparativo mental, la conformidad (el grado de
conformidad) entre S y A.

3) Como posible expansión de esta normativización puede haber una tipificación de S.

El enunciado de ser es la constatación neutra, en perfecto pasado, de una ligazón
entre S (Juan) y A (cortés ) en un espacio limitado. Hay conformidad entre la relación
específica y la norma cultural.

Nada impide referencias a toda clase de limitaciones espacio-temporales y causales en el caso de ser. Pero, bajo una condición: que las circunstancias sean explicitaciones del esquema normativo. En el caso de «la cortesía»: saludos, acompañamiento, etc. ser + A es capaz de dejarse localizar en un espacio cerrado de limitación temporal. Asimismo es capaz de recibir circunstancialización causa! concreta. Lo decisivo es el esquematismo de norma, estar se impone a la exclusión de ser, cuando A indica rasgos considerados contingentes (extrínsecos), y la norma se establece con lexemas para lo intrínseco. Si existe según el discurso en cuestión una relación motivada, no arbitraria, entre escenario, A, y las circunstancias concretas, C, de modo que C define y explicita A, ser permite la circunstancialización, lo cual acentúa la referencia normativa en los niveles arriba indicados.

estar implica en su dispositivo esa clase de circunstancializaciones, lo cual no hace
SER.

La aparición de estar es señal de alerta. ¿En qué sentido? La cortesía de Juan se enuncia como algo que merece comentario, con énfasis, estar realiza una especie de redoblamiento del actante. Este hace aparecer su A, de manera ostensiva y con efecto de puesta en escena ante los ojos de un observador.

En el caso de estar , la referencia a una norma (ley natural o norma cultural) queda suspendida. JF habla de «norma individual» de la persona, en consonancia con el privilegio que concede al factor temporal. Propondría desplazar la perspectiva y focalizar la valoración particular (individual) que la instancia enunciativa hace de la relación S -A.

Es fácil que del énfasis se pase a insinuar la imagen de una desviación en relación con la norma en ejemplos de estar: un pequeño «demasiado...» (en lo manifiesto), que a su vez tiende a hacerse «demasiado p0c0...» ( en la inmanencia): cortesía inauténtica/falsa.

Aunque para un análisis de tipo presuposicional, la inferencia para ser y estar + cortés sea neutra en principio ( no podemos conocer con certeza el tipo de Juan a propósito de cortesía), varios hispanohablantes han confirmado mi sospecha de que la inferencia de estar+ cortés es negativa. Al negarle a Juan un « ser cortés» con estar, se puede insinuar lo contrario, según las máximas discursivas corrientes.

La última parte del análisis «cortés» - de índole pragmática - nos conduce al reparo que opone JF a proposito del valor «dado/consabido» para ser. Quizá se aclare la cosa al precisar que no se trata del conocimiento previo de la persona. El saber de que hablo en relación con el sistema de ser se refiere a la existencia y vigencia del código como tal. Por lo tanto, esta afirmación modal atañe a escenarios prototípicos antes de dar cabida a un individuo particular actante. Una vez llegado al nivel de la actuación de un S en un espacio, habrá lugar para hablar de «conocimiento previo de la persona»,etc.

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Universidad de Aarhus

na»,etc.En este caso, estar véhicula la presuposición. Tal efecto de sentido se explica
en mi marco de comprensión mediante la categoria de la débds (= valor proxémico).

4. Semántica - pragmática.

En su comentario, JF destaca con su pertinencia usual un problema fundamental. ¿Cómo está concebida la relación entre semántica y pragmática en mi tesis, relación que JF tacha de «bastante difusa»? En efecto lo es, y con intención. Considero «lo difuso» como una característica inherente a mi objeto de investigación, que trato de tomar en consideración metodológicamente, dada la posición epistemológica arriba esbozada. Por razones obvias no podré desarrollar aquí tal problemática. Lo que sí puedo hacer en este párrafo final de la respuesta es esbozar, en sus grandes líneas, mi posición de principio al respecto.

Parto de dos ideas clave de inspiración cognitivista:

1. que semántica y pragmática no son dos «componentes» plenamente autónomos y
claramente distinguibles.

2. que las cópulas ser/estar dan lugar a dos «escenificaciones» diferentes ya a nivel
lexical.

En casos donde existen varias estructuraciones posibles de los mismos componentes
(S - A), que organizan un mismo escenario cognitivo de manera diferente, el discurso
hace una selección.

El marco discursivo del (con)texto conforma una estructura enunciativa, que hace uso de un dispositivo ser o estar. (El peso principal de la tesis, en la dimensión práctica, se übica en la cartografía de las dos estructuras enunciativas atribuidas a ser/estar).

Sin embargo, las determinaciones discursivas, de tipo pragmático, no agotan el asunto. Hay una determinación doble desde el discurso y desde la base semántica. El funcionamiento del sistema ser/estar depende de esta doble determinación, donde lo discursivo se superpone a lo semántico.

Me parece bastante satisfactorio que mi tesis haya permitido destacar, como también
lo hace JF, la gran pregunta: ¿Cuáles son las condiciones bajo las que se activan
determinados efectos pragmáticos de sentido?

Esa, para mi, será la pregunta que debe acompañar al análisis. Tal pregunta podrá recibir una respuesta por medio de un activo trabajo analítico del uso lingüístico, que se proponga dar cuenta del interjuego entre estructura semántica de base e intercambio intersubjetivo textual. Mi tesis es una modesta contribución de preparación a este tipo de análisis.

El que sea factible tal propósito depende, a mi manera de ver, de la posibilidad de
atribuir a la base semántica un carácter enciclopédico, en lo que toca a la teoría.

En la práctica, depende en gran medida de la disposicón y preparación de los
lingüistas, de su deseo.