Revue Romane, Bind 20 (1985) 1

El desarrollo de PERTICA en español, a la luz de una "ley fonética" desconocida

por

Yakov Malkiel

En una importante miscelánea escandinava de estudios románicos, tracé, ya hace varios años, la biografía de la voz latina pertica, prestando particular atención ala fase hispánica de su evolución en romancel. En rigor, al releer aquel estudio al cabo de un decenio y medio, no tengo nada serio que reprocharme excepto una omisión grave. En efecto, dejándome arrastrar por cierto optimismo, declaré en la n. 34, después de haber hecho constar que la forma medieval de la voz hispano-latina, piértega, llegó a transformarse en pértiga: "The anatomy of this unusual shift and certain causes that could, jointly or independently, have produced it are discussed in a separate article nearing completion". Ahora bien, el artículo que prometí en aquella ocasión nunca cuajó. Y no es que en el ínterin haya descuidado mi promesa, dejándome seducir por intereses rivales, sino que, una vez recopilados todos los materiales indispensables, mis propias tentativas de analizar la anomalía que creía haber descubierto no me satisficieron en absoluto. Pasado tanto tiempo, y habiéndose agregado una nueva curiosidad por la fonología a mis intereses previos, topé — inesperadamente - con cierta tendencia fonética (al parecer, todavía no registrada en nuestros manuales), la cual, si no me engaño, elimina la dificultad aludida. Antes de presentar la nueva conjetura, creo útil indicar con toda brevedad aquel escollo con que tropecé allá por 1970.

De ordinario, el romanista sabe por anticipado que le resultará mucho más fácil analizar el cambio de la forma medieval en la(s) moderna(s) que justificar la anterior mudanza de la forma clásica en la(s) medieval(es). Así, supone escaso esfuerzo explicar la transformación de fecho en (h)echo, mientras que no deja de ser arriesgado postular determinado orden de sucesión para aclarar la metamorfosisde factu en fecho. Ahora bien: sentado este axioma, es muy chocante descubrir que el cambio de pertica -en su equivalente medieval piértega no



1: Latin PEDICA, *PENSUM, and PERTICA in Hispano-Romance, Etudes romanes de Lund, XVIII (1969; = Mélanges Alf Lombard), 130-150. La sección consagrada más especialmente a las peripecias de PERTICA corresponde a las págs. 145-147.

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produce sorpresa alguna (correspondiendo a la previsible diptongación de la e breve acentuada latina en /je/, conservación de la vocal postónica por reacción a los obstáculos que de otro modo pondría el pesadísimo grupo de consonantes -rt'g-, etc.), mientras la etapa subsiguiente, la reducción de piértega a pértiga en lo moderno, raya en lo incomprensible. Desde luego, la gramática histórica ya hace largo tiempo identificó ciertos contextos en que se efectúa la monoptongaciónde un diptongo, cambiando ei en e, ie en / o e, ue en u, o o e2; pero las vicisitudes de piértega al avanzar camino de su meta, es decir pértiga, parecen incompatibles con aquellas categorías sólidamente establecidas de monoptongación obligatoria, que sirven para explicar fruente > frente, della > silla, etc.

Fracasada — así parece a primera vista - la tentativa de escoger el camino de las ciencias fonéticas, conviene recurrir a una alternativa. En seguida veremos que, de hecho, nos quedan dos alternativas (que, por añadidura, no se excluyen mutuamente, a diferencia de cuanto sucede por lo común). Pero, antes de decidir cuál de estas dos hipótesis ha de traernos a buen camino, resultará provechoso colocar pertica con mayor rigor en el espacio geográfico y en el social.

El latinista reconoce en pertica una especie de palo (mejor dicho, de regla) que servía para tomar medidas y se empleaba ante todo para medir el terreno en ambiente militar. Ernout y Meillet citan en su diccionario las combinaciones fijas pertica militaris, decempeda (es decir, 'de diez pies') y aducen en seguida un pasaje muy elocuente de Frontón, que prueba la dirección en que evolucionabaesa voz, que debía de ser corriente entre los legionarios romanos: "Quodcumque coloniae est assignatum, id universum pertica appellatur"3. El haber estado en boga entre los soldados y futuros colonos oriundos de Roma



2: Para un resumen de los hallazgos anteriores y paia alguna que otra idea nueva pueden consultarse, entre varios trabajos míos de cosecha bastante reciente, ante todo los siguientes: Multi-conditioned sound-change and the impact of morphology on phonology, Language, LII (1976), 151-11 S; Etymology as a challenge to phonology: The case of Romance linguistics, Lautgeschichte undEtymologie — Akten der 6. Fachtagung der Indogermanischen Geselhchaft (Wiesbaden: L. Reichert, 1980), págs. 260-286; y The fluctuating intensity of a sound law: Some vicissitudes of ë and Ô in Spaniseli, Romance Philology, XXXIV: 1 (1980), 48-63.

3: A. Ernout y A. Meillet, Dictionnaire étymologique de la langue latine: histoire des mots, 4a éd. (Paris, 1959-60), pág. 5006. No deja de ser notable que la misma voz figure también en otros idiomas itálicos (el osco y el umbrío). De haber sido acertada la conjetura de Menéndez Pidal de que las primeras oleadas de legionarios romanos radicados en España hablaban un latín matizado a lo oseo, se comprendería todavía mejor la fortuna que hizo pertica en esta capa social.

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es lo que mejor explica la supervivencia de los descendientes de esta voz en la gran mayoría de las lenguas romances (formando solo el rumano una curiosa excepción en este respecto)4. Pero esta coincidencia, desde luego, no significa que los brotes de pertica se empleen de igual manera por todas partes. El francés literario hace eco al latín, permitiendo a los eruditos traducir pertica por 'perche à prendre des mesures'. Por añadidura, se ha acuñado en francés un verbo reflexivo,percher (sin antecedentes latinos), que se usa ante todo hablando de pájaros y aves: 'descansar en la percha, estar alojado, pasar la noche's. De ahí el ingl. perch 'percha, varilla, rama (en la que se posa un ave)', empleado también como verbo: 'colocar en un sitio algo elevado, sentarse en tal sitio, encaramarse' - rival perpetuo de roost. En español se produjo una situación muy especial: la voz autóctona, piértega, no tardó en convertirse en un ingrediente del léxico marcadamente rústico, designando, según los académicos de Madrid, una 'vara larga'. Por otro lado, los hispanohablantes pidieron prestada perche a los franceses,quizás en el marco de la halconería, disfrazando un poco su carácter de galicismo por el cambio de -e en -a. De ahí en adelante, piértega (el predecesor directo de pértiga) ya no tuvo contacto alguno con percha.

Hago hincapié en el carácter esencialmente rústico de pértiga, porque una voz de parecida carga semántica, casi por definición, no puede asumir forma erudita, ni siquiera semiculta. Por otro lado, el cambio de piértega, transparente reflejo patrimonial de la base latina pertica, a primera vista da la impresión de encerrar una aproximación de una voz medieval popular a su modelo latino por deliberada intervención de escritores clasicistas del Siglo de Oro, fenómeno muy familiar a los historiadores del idioma. Los dos rasgos que parecen acusar tal zigzagueo son, primero, la reducción del diptongo ascendente ie, en sílaba acentuada, al monoptongo e y, segundo, la sustitución de la e intertónica por una i; dos manifestaciones paralelas - así parece a primera vista — de un "retorno" a la latinidad clásica.



4: W. Meyer-Lübke, Romanisches etymologisches Wòrterbuch, 3a ed. (Heidelberg, 1930-35), trae toda clase de información útil e interesante, registrando inclusive un reflejo vascuence; pero su desaliño, por desgracia, llega a su colmo cuando hace constar que el representante español es piértica. Repito, por lo tanto, que la forma moderna es pértiga y que la medieval era piértega; de no tenerse presente esa dicotomía fundamental, queda desdibujado el problema entero. Otro descuido, nada leve, de Meyer-Lübke es attribuir prítiga al portugués; se trata de una forma espuria (la correcta

5: ¿Quién no se acuerda del comienzo de una famosa fábula de La Fontaine: "Maître corbeau, sur un arbre perché, / tenait en son bec un fromage; / ..."? Nótese que en italiano, igual que en francés (y, desde luego, en latín),pertica designa una medida; además, pertica y el aumentativo perticone se emplean jocosamente para caricaturizar a un individuo alto y flaco.

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Verdad es que queda como un obstáculo a tal hipótesis la conservación de la g, en lugar de la c /k/ legada por la Antigüedad; por eso mismo lo lògico parece analizar a pértiga como semicultismo; mejor dicho, los dos tercios de la voz en cuestión parecen presuponer un regreso a la norma latina. Pero el contenido semántico de la voz y el nivel social de quienes acuden a ella en la vida diaria se oponen en absoluto, como ya nos consta, a una solución al parecer tan sencilla.

Tan pronto como nos fijamos en el uso dialectal, nos encaramos con una abundancia verdaderamente abrumadora de documentación más o menos exacta, a veces en transcripción fonética y con localización minuciosa en el mapa de la Península. Para comenzar, conviene distinguir las variantes tradicionales, de género femenino, que casi todas giran en torno al concepto de una vara larga, de las innovadoras, masculinas, que se refieren a la 'lanza del carro (rústico)'. En seguida se ve que en el habla dialectal se ha conservado con frecuencia el viejo diptongo ie, eco de la e breve latina, con que tropieza el lector de textos medievales; pero tampoco faltan casos de monoptongo acentuado, de ordinario e6, en ciertas zonas /. Como vocal postónica alterna la i con la e; y como vocal final, en el ramo masculino, la o con la w. Hay más: en Navarra se han conservado huellas de la vieja velar sorda, lo que concuerda con la idea que se va formando en los círculos de investigadores de que el foco de la sonorización de las oclusivas intervocálicas se situaba en el Oeste de la Península, habiendo sido relativamente lenta e incompleta la propagación de ese fenómeno hacia la zona navarro-aragonesa. Por último, no faltan en Navarra vestigios aislados del cambio de acento, en la dirección de una voz paroxítona.

Sumándose todos estos elementos variables, se dibuja el cuadro siguiente —
bastante abigarrado — de los representantes regionales modernos de pertica
y de su equivalente masculino:

1) a) piértiga 'aguijada' (Navarra: Roncal), según J. M. Iribarren (1952); también en Sanabria, según F. Kriiger (1925) y, a su zaga, M. Alvar (1952), quien, por su cuenta, localiza piértiga en Aragón (Abay, Noves), señalando como su rival a agullón en Badaguás, Araguás, Orante, Larrés y Cartirana; además, en un subdialecto leonés (el de Babia) se usa piértiga en el sentido de lanza de carro' (G. Alvarez, 1949).



6: Con ocuparse en el fondo del conjunto de las formas galorrománicas, W. von Wartburg proporciona en el t. VIH (1958), fase. 51 (1955) de su valioso diccionario (F.E.W.) varios informes útiles sobre el desarrollo ultrapirenaico de pèrtica (véanse las págs. 278û - 2836), así como sobre la irradiación del fr. perche más allá del territorio francés. Para un inventario de formas dialectales, compilado a base de una bibliografía sólida, pero carente en absoluto de cualquier discusión fonética, puede consultarse con limitado provecho el libro de A. Zamora Vicente: Léxico rural asturiano: palabras y cosas de Libardón (Colunga) (Málaga, 1953), págs. 85 y sig.

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b) En la misma zona leonesa se emplea, por trueque de las dos variantes, piériigu por
el 'palo del manal que golpea la espiga', según el testimonio de G. Alvarez. En la selección
del género, es plausible que mucho dependa del relativo tamaño del instrumento.

2) a) Las variantes con i acentuada (pírtigo y aún pístigo) son características del portugués,
como señaló hace años J. M. Piel7.

b) Pértiga - es decir, la forma que más se acerca a la norma literaria a partir del Siglo
de Oro (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana..., 1611: la vara gruessa rolliza"),
se usa hoy en el nivel dialectal en el asturiano central, según hizo constar L. Rodríguez-
Castellano en 1952 para el Alto Aller {pértigas las dos varas que forman la caja del carro',
voz recogida en Felechosa) y según ya había registrado con anterioridad (1932) para la
franja occidental de las Asturias M. Fernández y Fernández: 'el palo largo que forma parte
del mayo'' (con alusión parentètica al gali, pértega). A otro vestigio rústico de pértiga,
que recogió F. Krüger en el Alto Aragón, alude el diccionario de W. von Wartburg.

c) Como voz dialectal pértigo se ha registrado en varias comarcas - en Andalucía (A. Alcalá Venceslada, 1951): 'parte alta de la carreta integrada por la viga y los limones'; en Extremadura, con particular atención a las cercanías de Mérida (A. Zamora Vicente, 1943): la caja del carro'; y en la zona oeste de las Asturias: 'pieza del carro que va desde la raíz de la cazoaya a la trasera, formando parte del lieto; se halla colocado encima del couciyon' (testimonio de M. Fernández y Fernández, corroborado por el de B. Acevedo y Huelves).

d) Es característica del asturiano la variante pértigu lanza del carro', sinónimo (o casi) de cabezón 'parte delantera del carro'. Los dos testigos a quienes se puede acudir son M. J. Canellada (1944) para los alrededores de Cabranes y, otra vez, L. Rodríguez-Castellano (1952) para el Alto Aller (Llamas).

3) a) Entre las formas recogidas en Navarra, las hay con el acento patrimonial en la primera sílaba, el monoptongo previsible e i como vocal postónica. Así, M. Alvar oyó pèrtica en la villa de Oroz-Betelu, que pertenece al partido judicial de AcizB; Iribarren (1952) distingue pèrtica 'aguijada', usado en la zona media de la provincia (Cuenca, Pamplona, Montana), de su sinónimo aijón, cuyo empleo observó en otras localidades; además registra pertico 'varo o varal del carro de bueyes o carreta' (como propio de Améscoa).

b) La misma forma, pero con chocante cambio de acento, significa ora 'aguijada', ora 'una de las partes de que consta la aguijada', llamándose las otras dos acallo 'punzón o acicate' y arramillete "hierro plano que sirve de contera' (Aézcoa, Cuenca, Estella, Tabar, Monreal, Romanzado).

c) Pértiga (que en lo prosódico corre pareja con látigo en lugar de látigo) equivale a 'pértiga
o aguijón' en Roncal. A propósito de todas estas formas navarras tan exóticas conviene tener
presente la supervivencia de pertica en la zona contigua del vascuence (phertika).

Como sucede con frecuencia en el caso de familias léxicas tan fraccionadas, no
faltan en la periferia toda clase de cruces con miembros de familias limítrofes9.



7: Miscelánea de etimologia portuguesa e galega, I (Coimbra, 1953), pág. 148, en parte a base de exploraciones previas ejecutadas por J. G. Herculano de Carvalho.

8: Véase la Revista de dialectología y tradiciones populares, IV (1947), 482.

9: Así, para el salmantino, J. de Laman o y Beneite (1915) registra pérchiga 'el agujero del cambizo por donde entra en el tapajo', transparente contaminación de percha por perdiga. En otros sectores de la zona astur-leonesa se usa, a raíz de un error lingüístico, perdiga en el sentido de 'pérdida' (A. R. Fernández González, 1959).

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En resumidas cuentas, pértiga es una variante dialectal, propia del norte de la Península, que en las postrimerías de la Edad Media desalojó la vieja forma castellana piértega. Parece que tuvo plena razón Meyer-Lübke al agrupar esta última con otros productos patrimoniales de pertica dentro y fuera de la Península (R.E.W., §6432), siendo por lo tanto insostenible la opinión contraria de Menéndez Pidal, quien - a lo largo de los años — no se cansaba de declarar semiculto al anticuado piértega, "que no es popular por faltar [a la ley de la síncopa de la vocal postónica]"lo. No es improbable que el salm. empergar 'prensar la aceituna con el empregue' igual que empregue 'barra o palanca que hace presión en la molienda de la aceituna', representen unos ecos lejanos de la variante sincopada de pertica, la cual no triunfó. Pero aun tratándose de una pista falsa, piértega no es de descartar como producto de la transmisión oral de pertica, achacándose la conservación anómala de la e a la pesadez del grupo -rt'c- o -rt'g-. Ni siquiera el uso que hizo Gonzalo de Berceo una sola vez de piértega en el sentido de la vara de Moisés' nos obliga a cambiar de opinión sobre el conducto que transmitió aquella voz tan esencialmente rústica, perticall. Huelga decir que, lejos de Navarra, el uso de pèrtica en lo relativo a la Antigüedad clásica encierra un cultismo neto.

Descartada así la hipótesis de que piértega, en un principio, era un semicultismo y de que su cambio en pértiga — en los albores de la era moderna — representaba una aproximación, en el fondo artificial, al prototipo latino, quedamos en la necesidad de buscar otro camino. Ya en los textos latinos no escasean ciertos derivados de pertica: los diccionarios registran perticalis, perticarius y perticâtus. De haberse conservado y aun multiplicado tales brotes en hispanorrománico, piértiga hubiera estado rodeado de formaciones con per- (y no pier-) en la primera sílaba, por tratarse en aquellos derivados de una vocal poco acentuada y, por lo tanto, incompatible con la diptongación. ¿No sería admisible sentar que la presión de tales satélites bastó para transformar piértega en pértega o pertigal

Para comenzar, es correcto que pértiga, en lo moderno, y piértega, en lo
antiguo, estaban muy lejos de haber representado unas voces aisladas. Tomando



10: Véanse varias ediciones sucesivas del Manual de gramática histórica española, §33. Repiten ese lamentable desliz J. Corominas, Breve diccionario etimológico... (Madrid, 1961), p. 443b, y otros filólogos de formación madrileña.

11: Milagros, 39<¿: "Piértega en que sovo la serpiente alçada". El poeta riojano continúa en seguida: "El fust de Moysés enna mano portava" y en la cuarteta siguiente vuelve así a la materia: "Si metiéremos mientes en eli otro bastón / ...". Huelga insistir en que ni fust ni bastón eran (semi)cultismos. (Aprovecho para las citas la edición crítica de A. G. Solalinde.) En lo moderno se habla de la vara de Moisés; a esta voz acude, por ej., Daniel Devoto en su pulida traducción (1957) de los Milagros.

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como puntos de partida los tres derivados ya señalados por los latinistas, reconocemoscomo verosímil producto de perticalis la voz pertigal que la Academia registró en su diccionario del año 1884, glosándola 'pértiga'; en el nivel del habla dialectal, tenemos el testimonio de G. A. García-Lomas quien, como intimo conocedor del uso santanderino, opinó que pertegal (o pértiga) equivalen a 'armazón del suelo de la carreta hasta donde empieza el "cabezón" o lanza de aquélla'l2. Para Asturias, tenemos los dos testimonios paralelos de M. J. Canellada (1944): pertegal 'sitio donde se crían pértigas', 'cosa tan alta como una pértiga', en lo tocante a Cabranes, y de J. Neira Martínez (1955): pertigu = pertigal 'lanza del carro', con el agregado de varios detalles técnicos, en lo que atañe a Lena. Pasando al patrimonio de perticarius, llamamos la atención sobre el comentario de S. de Covarrubias, notable ya por su edad (1611): "Es un ministro seglar, venerable en persona y aspecto en las iglesias catedrales y colegiales, el qual asiste con ropas roçagantes de la festividad a los oficios divinos... éste trae en la mano un báculo guarnecido de plata, que al principio se deviò de llamar pértiga ...". Ya en 1869 la Academia se explayó sobre el pertiguero mayor de Santiago; claro que tal dignidad desde antiguo se llama pertiguería. Encierra mayor interés para nosotros el uso rural de pertiguera, en Asturias (Cabranes): 'sitio donde se crían pértigas... casi siempre de avellano' (testimonio de M. J. Canellada) igual que en Navarra, donde el significado varía según la comarca: ora 'pértiga o vara larga' (zona media), ora 'arbusto de ramas flexibles, cuyo tallo seco suelen fumar los chicos' (San Martín de Unx; ambas definiciones se remontan a J. M. Iribarren, 1952). Con el perticatus de la Antigüedad clásica ha de enlazar el participio pasado (o adjetivo) asturiano empertegau 'tieso como una pértiga' (Cabranes) así como el empertigar de los chilenos: 'atar al yugo el pértigo de un carro'l3. Además, es altamente verosímil el enlace con el preclásico perteguear que empleó Hernando Alonso de Herrera en su Breve disputa de ocho levada contra Aristótil y sus secuaces (Salamanca,1517; reimpreso por A. Bonilla y San Martín en 1920; el pasaje en cuestión figura en la conocida colección de F. Rodríguez Marín: Dos mil quinientas voces..., Madrid, 1922, pág. 288: "Las moras y endrinas, por más que pertegueen,...").

Pero esto no es todo; hay prueba contundente de la ininterrumpida productividadde
piértega. En varias comarcas asturianas los dialectólogos han observadoel
uso de pertegón: en Cabranes, corresponde a la 'pértiga de llimir [es



12: El lenguaje popular de las montañas de Santander (Santander, 1949), pág. 232, con un comentario sobre el giro hacer una pértiga que se usa en el juego de bolos.

13: Ignoro si desperdigar 'separar, desunir, esparcir', transparente brote de perder, sufrió el influjo de perdiga. Además existe (em)perdigar como derivado del ornitónimo perdiz.

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decir, de varear] castañas'; en el Alto Aller, equivale a una 'vara delgada con la que se hace el cebeto' (es decir, el suelo del pajar); en Lena, una sebe está formada por 'varas largas, pertegones, entretejidas con las estacas...', y no falta un verbo; atengámonos a cuanto declara Neira Martínez: "El varganal viene a durar tres años... al cabo de ellos hay que empertegonálo de nuevo". Siguiendo ese rumbo, conviven perticazo 'aguijonazo' en Navarra, según Iribarren, con pirtigada (L. Rodríguez-Castellano) o pertegada (Acevedo y Fernández) 'golpe dado con la pértiga' en el oeste de las Asturias; en función de sustantivo, se ha atrincherado pertigueño en el sur de la Península, aplicándose en Huelva lo mismo que en Granada al madero serradizo en rollo de una u otra longitud' (Academia, 1869; Alcalá Venceslada, 1951); el benemérito y malogrado Georg Sachs encontró en los manuscritos del tratado veterinario (El Libro de los caballos), que publicó en 1936, pertegadura en rivalidad con pertigadura 'cierto golpe dado con la pértiga' (véase la pág. 142a); las sucesivas ediciones del diccionariode la Academia han titubeado en adoptar el diminutivo pertiguilla; y en su predilecto subdialecto de Asturias (a saber, el de Cabranes) M. J. Canelladatropezó con sobrepértiga (¿-gw?) 'pieza del carro que va debajo de la pértiga'.

La galería de los derivados aducidos no deja de ser impresionante por la variedad de los tipos observados; verdad es que, en ninguno de los contextos enfocados, el derivado ha conseguido eclipsar por completo, o superar en importancia (frecuencia, etc.) al primitivo. Con todo, la constante presión de esos derivados caracterizados por la variante pert- en vez de piert-, en efecto, pudo actuar como fuerza secundaria. Entonces, quedaría por resolver el problema de la identidad del factor primario.

Creo haber tenido la suerte de dar con la respuesta a tal pregunta con motivo de ciertas investigaciones posteriores a los Mélanges Alf Lombard. Al profundizar, en los años setenta y ochenta, determinados aspectos de la diptongación española, me pregunté si por acaso la posición de la sílaba acentuada en que se hallaba la e o la ô latina desempeñaba cierto papel en el proceso en cuestión.

Tradicionalmente, los romanistas han reparado en la cantidad de la vocal latina y en la configuración de la sílaba (¿abierta o cerrada?) en que se encuentra la vocal en cuestiónl4, para determinar la probabilidad de la diptongación, haciendo caso omiso de si tal vocal figuraba en una voz oxítona, paroxítona o proparoxítona. En un estudio bastante desarrollado, que está a punto de salir, tuve la suerte de topar con otro factor: mucho depende, en el caso de que la



14: No hay necesidad de repasar aquí el enorme bulto de la literatura técnica sobre la diptongación española (y románica).

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vocal gravite espontáneamente hacia un diptongo en sílaba antepenúltima acentuada, de si la siguiente vocal postónica es una vocal anterior (e o i) o central (a). La a postónica favorece la diptongación (testigo los casos de huérfano,muérdago, piélago y otros muchos por el estilo). Al contrario, la e y la / subsiguientes tienden a obstruir la diptongación, inclusive si se trata de un retorno al monoptongols. Así se explica el triunfo de albérchigo, pese a la vocal breve de përsicus; y así se justifica la formación de doñegal, doñigal, doñeguil en español antiguo, en merma de *duéñego, el resultado ideal de dôm(ï)nïcus. Nótese el olvido en que ha caído ciliérveda < celëbritâs, que gozaba de cierto prestigio en la Edad Media como término culinario o gastronómico;obsérvese el favor de que disfrutan bóveda y pérdida, en vez de *buéveda y *pierdéda que pide la lógica de las leyes fonéticas de primera magnitud; y repárese en la transformación de niéspero, viésperas y Yéñego en níspero, vísperas e Iñego — todo ello a despecho de almuédano, buétago, cuerrago, nuégado, retruécano y tuétano, para no citar más que un pequeño número de ejemplos que ilustran ese contraste rara vez señalado en la abundante literatura sobre la diptongación.

Me atrevo a pensar que, si se suma esta poderosa tendencia fonética a la presión de los numerosos derivados formados a base de la variante átona pert-, debería dejar de causar sorpresa la sustitución de piértega por el regionalismo pértiga, ajeno a los textos medievales, eso sí, pero, como nos consta, ya representado, sin la menor vacilación, en el Tesoro (1611) de Sebastián de Covarrubias.

Yakov Malkiel

Berkeley

Resumen

La impresión de claridad que produce a primera vista la etapa hispanorrománica de la biografía de la voz latina PERTICA no corresponde en absoluto a la realidad histórica. Dificultan el análisis no solo la escasez de los datos disponibles para ciertas épocas, sino - ante todo - el hecho de que eruditos prestigiosos se han dejado seducir por tal impresión superficial de transparencia. Para comenzar, la forma del español medieval,



15: La alternativa radica en el abandono de una voz que ya no corresponde a cierto ideal fónico. Discuto los pormenores en mi artículo (en prensa) "Spanish diphthongization and accentuai structure (in diachronic perspective)" que escribí para la revista Diachronica; ha de salir en el 1.1, num. 2 (otoño de 1984).

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piértega, no puede representar un semicultismo, pese a la autoridad de Menéndez Pidal y de sus secuaces. Luego, la forma que ha triunfado a partir del siglo XVII, pértiga, no es un producto directo de su predecesora, sino un regionalismo adoptado por que correspondíamejor a una nueva forma fonológica que se iba generalizando. Últimamente, conviene no separar las peripecias de piértega, pértiga de las fortunas del galicismo percha.