Revue Romane, Bind 14 (1979) 1

Jorgen Schmitt Jensen

Jørgen Schmitt Jensen

He aquí uno de los grandes libros de la sintaxis del español, de la sintaxis general y de las
ciencias lingüísticas en su sentido más amplio.

Esta obra tan esperada, que durante su elaboración ya ha inspirado profundamente los estudios lingüísticos de los Institutos Románicos en Dinamarca, tiene un título muy preciso, y además programático, pero, sin embargo, demasiado estrecho: no se trata sólo de una combinatoria, una «lista» enorme de ejemplos, ordenados según un criterio consecuente, es también la presentación de una teoría original, de un aparejo científico para manejar los mecanismos de la lengua, donde tout se tient, como es el caso en el mundo de las lenguas. Una teoría responsable en el sentido que se deja controlar y discutir hasta en los mínimos detalles - y sobre un material muy rico - y unmaterial dócil, que constituye, junto a la teoría que lo rige, un manual de alto nivel. La teoría y el material explican 'por qué es como es', y las explicaciones nos hacen admirar directamente el funcionamiento del sistema lingüístico.

No se trata únicamente del Infinitivo, los grandes temas de la sintaxis española son tratados desde el punto de vista del infinitivo, y el título hubiera podido ser - sin exageración alguna: Estructura inmanente de la lengua española con especial atención al verbo y particularmente al infinitivo.

Muy pocos libros contienen tantas ideas, tantos problemas expuestos y por lo demás
resueltos, tanta información - y tanto método y disciplina.

Además tenemos aquí un texto de un español muy claro y muy hermoso. Como ciertas páginas lingüísticas de Hjelmslev y Diderichsen representan algo de lo más bello de la lengua danesa - así este libro de Skydsgaard ha enriquecido iaprosa y la literatura españolas. Y esto es muy importante. Nuestro autor posee igualmente l'esprit de finesse y l'esprit de géométrie y consigue en gran parte tener un equilibrio entre los dos. Sin embargo, se ve muchas veces que el primero representa más bien en él la naturaleza y el segundo la disciplina, en este universo, donde todo, en ungrandpari, normalmente es bajo control: La poesía y lo que soberbiamente llamamos la ciencia están cerca una de la otra.

Tenemos aquí, en efecto, un gran sistema, una gran máquina - pero también un relato con todos los elementos de la novela dramática. Hay más: es asimismo un libro de cuentos, escrito en una lengua poética, con la figura más típica de este género, la personificación, por todas partes, hasta tal punto que ésta, junto a la metafórica en general, a veces está cerca de escaparse de su control. (Normalmente, el autor supera eso, pero la resistencia del lector se debilita, tal vez). Las páginas «discuten» (pág. 210), los verbos «tienen que probar su situación». Aún los capítulos «tienen deberes» (pág. 81), y encontramos pasajes que bordean lo macabro con verbos «que gritan por un O (objeto) directo».

Ciencia, arte, - y pedagogía además, que tiene de las dos. Es un libro en general altamente pedagógico - a pesar de su concentración (¡en 1283 páginas!) y de lo difícil que es en sí: Skydsgaard no es afortunadamente de los que simplifican y falsifican las cosas para que sean más fáciles de comprender - y para encantar a su alumno-lector con una falsa pedagogía. Las

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hermosas metáforas son muy instructivas. Toda la idea del conflicto entre varias tendencias y necesidades es justa y de gran valor. (Como decía Togeby: una excepción es resultado del conflicto entre dos reglas contrarias de las cuales una sola puede vencer). Esta obra merecería un estudio estilístico con una exposición del universo del cuento. Un último ejemplo instructivoen cuanto al concepto lingüístico del cuentista: «El apartado del Verbo español describe ciertas características de este núcleo de oración, que como una araña decide el destino de las unidades que se acercan a su tela», (pág. 41).

De vez en cuando el autor interrumpe y «decide» él por la lengua, por ejemplo de lo que es una construcción reflexiva medial y de lo que es reflexivo impersonal (pág. 68). Lo dice él mismo e incluye al lector dócil: «Hemos decidido que el O (objeto) de una media refleja (y la impersonalidad consecuente) tiene que probar la función de 0...» (pág. 340) ¡ Esperemos que la lengua esté conforme!

Antes de entrar en detalles, una breve presentación más precisa de la estructura de la obra se
impone después de estas generalidades.

De! resumen admirablemente claro y pedagógico del autor (pág. 1229 sigs.) citamos (a
propósito del capítulo I, Combinatoria sintáctica):

«La base de la sintaxis del infinitivo se concibe como un conflicto entre dos mundos verbales y en DOS VERBOS EN LA MISMA ORACIÓN se describen los extremos de la lucha/colaboración del infinitivo con el verbo al que se subordina, por un lado un infinitivo (V") con unidades sintácticas y posibilidades de desarrollo sintáctico propias que solamente está limitado por tener que subordinarse, directa o indirectamente, a un verbo principal (V), el que, por lo demás, tiene plena posibilidad de desarrollo sintáctico, y, por otro lado, un infinitivo que se funde con su V en un sintagma verbal con unidades sintácticas comunes (en/o puede ver el objeto ligado transpuesto hace de puede ver una unidad como ha visto en lo ha visto; en puede llover el V", puede, pierde su valencia de sujeto asumiendo la construcción impersonal de llover como ha en ha llovido). Los capítulos 11-X describen las relaciones entre aproximadamente 1.000 verbos y un infinitivo directa o indirectamente subordinado, mientras que las frases (períodos de entonación) con un infinitivo que no está subordinado a otro verbo se consideran dominadas por una entonación enfática, por lo que se analizan aparte (capítulo XI).

El método con que el material se analiza y se ordena, - lo que es lo mismo -, es hacerlo pasar por esta «máquina» que él ha elaborado y perfeccionado. Entre los que han inspirado mayormente a Skydsgaard en su análisis sintáctico cabe mencionar a Togeby, Hjelmslev, Harris y Gunnar Bech, pero la forma misma del proceso es, en este libro, muy original y muy suya y constituye una prestación única en su género.

«Para encontrar su lugar de análisis y su übicación sistemática en la jerarquía combinatoria los 10.000 ejemplos del cuerpo sincrónico tienen que pasar por una GUÍA DE CONSTRUCCIONESCON INFINITIVO, la que como una llave botánica distribuye las construccionesen 10 tipos fundamentales. PUEDO VIVIR (el infinitivo puro es objeto y su sujeto lógico, es decir, la concordancia a que está sometido por ejemplo un objeto reflexivo obligatorio del infinitivo, corresponde al sujeto de V: S" S': quiero arrepentirme, *quiero arrepentirte), DEJO SALIR (infinitivo como objeto con la orientación s"= O': la dejo quejarse, *la dejo quejarme), SE PUEDE VIVIR (el infinitivo es sujeto medio), BASTA MIRAR (infinitivo como sujeto), ES DECIR y CREO ÚTIL HABLAR (infinitivo puro como objeto atributivo de S con S" ni S' ni 0' : eso es pensar, o como objeto con unidad atributiva de O y orientación variable: creo útil hablar), PREPOSICIÓN + INFINITIVO

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(infinitivo encabezado por preposicion), DETERMINATIVO + INFINITIVO (infinitivo determinado), TENGO QUE IR (infinitivo encabezado por conjunciôn), NADA MÂS LLEGAR (el infinitivo es complemento), ENTONACIÔN DE ELIPSIS (el infinitivo no esta subordinado a otro verbo). (pâg. 1230).*

Los 10 tipos mencionados corresponden a los capítulos 11-XI del libro, el cual se acaba en el capítulo XII: «Conclusión sobre cadena con infinitivo» (más un resumen en danés y en español, una amplia bibliografía, una lista, muy útil, de abreviaturas y signos, y dos índices (analítico y general), muy completos y muy prácticos. De la conclusión vamos a citar un trozo en la forma del resumen del autor.

«Las combinaciones sintagmáticas de un V (verbo subordinante) y un V" (infinitivo puro o infinitivo con preposición/conjunción/artículo) que constituyen las cadenas de infinitivo se confrontan en una organización paradigmática de las posibilidades que tienen los verbos subordinantes de formar una cadena con infinitivo, para buscar los verbos que pueden ser V ' en más de un tipo de cadena (180). Resulta que la cantidad de V que entran en 2, 3, 4, 5,6, 7, 8 o 9 cadenas diferentes, respectivamente, disminuye en una curva exponencial (división en dos sucesiva). Los diferentes tipos de cadena se comparan de dos en dos partiendo de su V comunes (sentir forma tanto puede vivir: ¿sientes no llorar? (cf siento que vengan), como dejo salir : ¿no sientes llorarl (cf. siente que vienen)). Así se perfilan los rasgos característicos de cada tipo de cadena que aseguran que la misma raíz verbal puede constituir el V, ya de un tipo de cadena, ya de otro. Finalmente se demuestra que las posibilidades paradigmáticas explican por qué dos verbos reaccionan a veces de manera tan diferente en una situación de cadena por lo demás idéntica: sus mecanismos de seguridad tienen que hacer caso de combinatorias paradigmáticas diferentes. He aquí algunas observaciones sacadas del capítulo de conclusión: Pide hablarme no puede transponer me (cf. suele hablarme = me suele hablar) porque me pide hablar es otro tipo de cadena (confrontación 1 puedo vivir >< dejo salir). La transformación decide cantar > se decide a cantar (surge en 6 puedo vivir >< preposición) exige a para evitar la estructurase decide cantar, con cantar como sujeto medio (esto se explica en 25 se puede vivir >< preposición)», (pág. 1236).

La guía es un aparejo fantástico. En este mundo animado sería tal vez mejor llamarla el guía, el que guía a los verbos (cf. pág. 265). Todo esto está bien, es un manejar consecuente: funciona. Pero, si se habla de los esfuerzos de la lengua para distinguir las diferentes categorías y para asegurar las construcciones (y estoy conforme con eso), ya no es únicamente descripción:Es explicación y, entonces, el sistema no es solamente postulado, se maneja como una realidad. En esto, el problema de la relación con la «realidad» se presenta de modo muy agudo. Será «realismo ingenuo», pero si la lengua reacciona, la realidad «inmanente» del guía no es suficiente, ya estamos más allá de «la realidad» de una descripción apropiada «sencilla y completa». Luego, las «decisiones» del todopoderoso guía-autor pueden ser peligrosas como en el caso ya citado de la media refleja. ¿Por qué decidir la categoría del tipo se ve la casa (cf. p. ej. el esquema y la discusión págs. 63 - 68 y 339 sigs.)? En este caso la lengua, justamente, no se decide en su sistema entre se ven las casas («media refleja con S medio») y se ve al hombre



* V = verbo uno, es decir, el verbo que subordina a V", directamente o indirectamente a través de unidades no verbales. V" = verbo dos, es decir. el infinitivo que se analiza y que presupone a V. S', O' = sujeto, objeto de V. S", O" = sujeto, objeto de V".

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(media refleja impersonal con O") (lo que, del resto, puede ser la explicación de la convivencia de dos diferentes tipos sintácticamente unívocos, cada uno, con el mismo valor). Es nnmedium verdadero en el sentido más etimológico posible de la palabra. Me parecen menos legales estas decisiones - y no necesarias, a pesar de la pág. 64 - en un análisis que justamente traspasa la pura descripción. Cito este caso como mero ejemplo de una problemática de «realismo» que me parece muy importante - y añado que aparte de este punto (y algunos otros), la discusión sobre las construcciones reflexivas y el esfuerzo por acabar con ellas, marca un paso adelante en una de las cuestiones más complicadas de la sintaxis española.

Muy parecida es la discusión sobre objetos directos e indirectos, otro gran problema del español. El análisis propuesto es por lo general consecuente - y sencillo - y en gran parte conforme con la sintaxis pronominal, es decir: la lengua no es del todo ajena a «las decisiones». Pero es muy discutible, también, en varios puntos.

No estoy seguro de que las decisiones de nuestro guía son siempre compatibles con el 'realismo' que presupone todo su punto de vista, pero es, ciertamente una gran ventaja distinguir entre casos (lo - le) y funciones (objeto directo - objeto indirecto). Y la descripción misma es muy clara y manejable. Estos análisis están también relacionados con el rechazar sintagmas discontinuos en el análisis, lo que me parece crear muchas complicaciones inútiles. ¿Porqué esta dura disciplina? (Lo mismo a propósito del aborrecimiento del autor hacia las oraciones nominales. Son muy frecuentes en español como en las otras lenguas románicas, a mi modo de ver, pero, claro, no son las mismas que las que encontramos en las lenguas eslavas, (cf. pág. 34 et passim)). Esta misma disciplina es la base del análisis de quiero hacer como una unidad verbal: lo + quiero hacer; (cf. pág. 133: «.. la continuidad de una unidad sintáctica impide que lo .. hacer sea O de quiero.» El principio, justísimo y necesario, de que «las funciones relaciónales siempre vencen a las funciones topológicas» (en otro contexto, pág. 16) hubiera eventualmente podido ser desarrollado hasta el punto de vencer al dogma de la continuidad absoluta del sintagma (sin por eso, naturalmente, infirmar el análisis de poder + infinitivo como una unidad sintáctica).

La naturaleza del infinitivo pone el problema de su sujeto «lógico», problema formalizable como lo demuestra Skydsgaard con las transposiciones (quiero quejarME, *quiero quejarTE). Es el problema de la orientación del verbo subordinante (S'=S' 7O'+S" etc.) que es quizás el tema más fundamental de todo el libro. Es un problema del «estado (infinito)», categoría verbal a la que Skydsgaard llega por la conmutación (siguiendo a Gunnar Bech). No veo la necesidad de esta categoría, que implica muchas complicaciones analíticas, de sincretismos, etc. en el paradigma verbal.

Se sabe que ya la categoría aspecto es amenazada por varios lingüistas. Yo la acepto con Skydsgaard. Pero se sabe también las enormes dificultades que presenta, en las lenguas románicas, su corolario (¿sólo pedagógico?), el «modo de acción» (Aktionsart) (de la raíz verbal) cuanto a una definición precisa. Skydsgaard prueba, en unas de las páginas más interesantes del libro (117 sigs.), dividir los verbos en imperfectivos y perfectivos según criterios más sólidos que una vaga intuición semántica, utilizando estadísticas para ver cuáles verbos se construyen más frecuentemente con uno u otro aspecto y de allí deducir el «modo de acción» de la raíz verbal. Pero: no va. Primero, lo impide el número exiguo de las cifras obtenidas, - con consecuente peligro de influencias desproporcionadas de casualidades. Segundo,se olvida lo que subrayaba Sten en sus análisis (¡semánticos!): «tel ou tel verbe appartient «plutôt» à l'une ou à l'autre des catégories» (Les temps du verbe fini, 1952, pág. 9). (Skydsgaard pudiera, evidentemente, decirnos que esto no le interesa (aunque se basa mucho sobre Sten en esta cuestión), pero él quiere justamente ver si en su búsqueda de una categorizaciónsegura,

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zaciónsegura,su experiencia estadística da un resultado más o menos conforme con la intuición semántica). P. ej., hacer se demuestra aquí como un verbo imperfectivo. Pero hacer aislado parece un verbo de sentido típicamente perfectivo. Es claro que la frecuencia de construcciones como hacía frío, hacía dos días, etc. influye mucho en el resultado (cf. los ejemplos, pág. 126): Especialmente para un verbo como hacer, el objeto (y sujeto) importa mucho para el sentido perfectivo/imperfectivo de la oración. Si se quiere, por la estadística, llegar a un resultado de cierto interés en este campo, con la posición que toma aquí Skydsgaard,hay que contar con estas diferencias. Si no, el resultado estadístico no se puede relacionar con lo que comunmente llamamos perfectivo e imperfectivo. Tercero, los contextositerativos (formalizables, p. ej. vía los adverbios) tendrían que ser tratados aparte, ya que, justamente, el conflicto entre «modo de acción» y aspecto crea una situación muy especial en estos casos. Todo este mecanismo está demasiado simplificado aquí. - De todos modos, si se apela a nuestra intuición para ver una concordancia con los resultados estadísticos será difícil defender un caso como el de hacer. Es un poco, otra vez, lo del autor que decide - y, siempre que él sea consecuente, es así. Pero el método es sin duda practicable y de un interés extremo, sea para la cadena puedo vivir, sea para la cuestión del aspecto en general.

Es interesante la reducción del número de unidades sintácticas en el nivel de la oración: V, S, O y C (complemento). Este último incluye no sólo los tradicionales complementos adverbiales, sino también «los complementos adverbiales atributivos del S» (Son FELICES). El predicado substantivo se incluye entre los objetos (Consuelo es TU MUJER). Es un modelo muy claro y que subraya muchos paralelos sintácticos, - pero deja materia a discutir. Es también el caso de la reducción de las relaciones sintácticas : La coordinación se considera como un tipo especial de subordinación y la combinación exocéntrica se reconoce sólo al nivel de palabra. Esto resuelve algunos problemas y paralelismos - pero crea dificultades en otros campos. La descripción de la concordancia S - V como concordancia del sujeto con los flexivos de número y persona del verbo finito del verbal (p. ej. pág. 49) está naturalmente en relación con el punto anterior y parece una solución ingeniosa y consecuente de varios problemas analíticos, incluso de algunas de las dificultades mencionadas antes.

El que escribe una tesis tan extensa es castigado, ya durante el sostenimiento, con que es imposible discutir todos los problemas interesantes de la obra. Es experiencia aún de autores de tesis menos grandes que ésta, y esto es válido aún más en un breve resumen de aquella discusión.

Así, para acabar, tengo que limitarme en este lugar a una breve enumeración de algunos
puntos:

- La perspectiva de una sola estructura sintáctica («Para mi sólo existe una estructura, la que
se manifiesta en la llamada superficie» (pág. 18)) es un progreso en sencillez y rigor en
comparación con muchas obras sintácticas contemporáneas.

- Tengo que renunciar, aquí, a nuestra gran discusión sobre los mecanismos relativos, muy importantes en estos análisis. Es uno de los ejemplos de la importancia del libro ya años antes de su publicación - cf. también la declaración solemne (pág. 22): «... reduzco lo más posible los homónimos en la misma posición sintáctica (no divido que en que conjunción y que pronombre)»: Tal división sería, en efecto, con sus consecuencias, especialmente en este libro, una complicación enorme. - Creo, sin embargo, que este análisis se pudiera generalizar todavía más.

- El concepto de «asegurar», una especie de contrainte du système, transplantada de la
diacronia a la sincronía sintáctica, constituye el principio mismo de explicación. Se utiliza
sistemáticamente de modo convincente y justifica muchos análisis y muchas operaciones.

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- El modo de manejar y utilizar el concepto de valencia (págs. 42 - 46), me parece
extremadamente acertado. Es fundamental para todo el libro.

- No estoy de acuerdo con la concepción de una diferencia aspectual entre el futuro y el
condicional (pág. 116).

Todo aquello - y mucho más - hubiera podido dar lugar a discusiones de principio importantes.

Subrayo finalmente el gran valor de los numerosos esquemas, tablas y resúmenes, que facilitan los viajes en este universo, ofreciendo al mismo tiempo todas las posibilidades de control - y de nuevas investigaciones. Representan un trabajo inmenso condensado en pocas páginas.

El gran drama de una monografía sintáctica enorme y minuciosa como ésta es que, mientras más se profundiza, más parecen desaparecer, entre los casos individuales, todo sistema, toda vista general. Hasta que se pudiera creer imposible establecer generalizaciones y reglas prácticas. Pero no es así, no quedamos en el nivel «de diccionario»: a través de una compleja pluralidad Sven Skydsgaard llega, a pesar de la individualidad de cada caso, a coger el sistema, la unidad, la generalidad. Nos demuestra el mecanismo, - o lo deja mostrarse - y nos presenta en medio de la riqueza de observaciones y análisis sagaces su visión global y su disciplina científica. Y lo hace con arte.

Àrhus