Revue Romane, Bind 14 (1979) 1

Réponse à Ebbe Spang-Hanssen

Sven Skydsgaard

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Las palabras de Ebbe Spang-Hanssen me dan pie para hacer las siguientes precisiones:

La ventaja de ampliar el inventario de cadenas verbales (se establece una cadena verbal cuando el sintagma de infinitivo toma una valencia fuerte del verbo finito) y el de verbos auxiliares (el verbo auxiliar dirige la orientación del infinitivo, sobre todo su sujeto lógico) está en la posibilidad que se ofrece de este modo de delimitar sintácticamente, dentro del marco de un inventario mayor, el grupo de verbos fuertemente auxiliares. Y mi formalización se sirve precisamente tanto del análisis en que los dos billetes es el objeto del infinitivo solo: (aceptan o pIanean)(COMPRAR LOS DOS BILLETES), como del análisis en que constituye el objeto de la cadena entera: (suele comprar)(los dos billetes), para destacar la fuerte auxiliaridad de los verbos del último tipo, porque es a este modelo al que se ajustan los rasgos sintácticos de mucha auxiliaridad, por ejemplo la transposición del objeto ligado: te suele comprar) (los dos billetes), donde el análisis posterior del sintagma verbal exige (te) (suele comprar), frente a* (te suele)(comprar).

No me parece que la terminología tradicional sea sumamente comprensible para todos los gramáticos y, por consiguiente, he tratado de definir formalmente los términos de manera que ganen univocidad. En esta situación ocurre a veces que un concepto se desvía de su valor tradicional y admito que es molesto, pero como las definiciones formales en general añaden más que quitan he limitado la creación de términos nuevos (definir la pareja directo ~ indirecto unívocamente lleva consigo que sean grados de cohesión sintáctica respecto del verbal y esto dice algo del valor tradicional de la pareja objeto directo ~ objeto indirecto y permite, en busca de regularidades, hablar de complemento directo ~ complemento indirecto

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también). Templum no ilumina bien el problema del paradigma casual del pronombre, porque en castellano no hay sincretismo entre el acusativo masculino y el dativo masculino (los dominios exclusivos dele y 10, respectivamente, pueden variar, pero ningún dialecto castellano ofrece la posibilidad de poner le ni lo en todos los casos). Mi exemplum latino es otro: a pesar de que 'el lugar donde' se expresa en latín tanto por medio del genitivo (Romae) como por el ablativo (Pompejis) no voy a montar este paradigma casual: genitivo villae, ablativo villae o villa ségun la situación (cf. «dativo le, acusativo le o lo según los casos»), ni éste: genitivo villae, locativo villae o villa según la situación, ablativo villa. Prefiero el paradigma unívoco a confundir caso morfológico con «caso» de situación.

Copenhague